…La maja quiere decir
el fauno. La sombra se vuelve contra ti, en la mirada del fauno; se levanta y
te mira y te dice y la mira levantarse contra ti por la mirada del fauno. Te
avista desde atrás como tus nalgas hechizas. Mientras, meneas el bilet por si
se ofrece un champan. Ella también te mira de cerca los senos, los mamará con
fruición como lo hace consigo misma. No es Condorcet, es la maroma de la otra
revolución, la de las piernas diciendo al fauno, cuando quieren decir: yo
quiero. Entonces el fauno te visita y sientes cómo lo hace a solas y tú con él,
como si fueras un mueble y él también… mejor así, porque a deshoras y siendo
cada quien su vida, la mirada se endulza desde cerca de los dos cuerpos; las
feromonas son hormigas en los pezones de tus tetas: aluzan con un desván a tus
delirios de piel. Se enroscan en tus sienes como hormigas a la oruga. Así, como
si fueras ninfa el fauno ataca a la misma lo adolece; tu silencio me llega a
los sentidos y tu lengua grita por mi piel con sensación de azúcar. Entonces
rodeas el árbol para chupar la savia de sus ruedas, como el fauno chupa de ti
igual a una hoguera: trasciende al perfume, lo agota. No miras sino la mirada
de él, ella mira para darte el talante de memoria, va tras de ti, para ser
diadema de tus hombros… corre por tus
hombros el pelo hechizo igual al de tu axila, mirada con rastrillo. Entonces el
fauno abre tus piernas y lame como lame la hormiga de la oruga, su miel,
destilada desde su… y ella va tras él, aún con el destino de fauno se deja
entreverar por su lengua de ella: lo ha despreciado… el orgullo es por estar
ahí como la ninfa. Horizontal yaces en coma: el fauno te ha llevado, contra tu
voluntad, por caminos de… qué será de ti en esa pose; no se sabe por qué se
lamenta, es como si él mismo, el fauno, se doliera de su deseo por ser como un
dios perdido entre telares de pinos y llegado hasta tu habitación en esta noche
de tu luna en puesta… escena puesta para tu cuerpo que supura y siente como
sienten los gatos las pisadas de los insectos; así te postras y tu piel es toda
camino, trilla por donde horadar al tiempo pasando entre pliegues de algodón;
así lo sientes, como al aire lastimando tus pupilas, como al tiempo lastimando tu piel, así camina por sobre toda tú;
yaces horizontal y el fauno ahora se menea con lo único: te gusta de él dentro
de ti. Yaces horizontal, no quieres verle la cara pero sientes dentro de ti moviéndose
al océano de la… te saca del marasmo; luchas
en este desierto de moscas donde pululan, como pululan sobre la basura de la
carretera rumbo al sur… Entró con su capucha puesta como fauno. Se dejó ver de
la cintura para abajo, se mostró incauto, como si viniera de otro mundo; su
cara te dio el comienzo, era como un dios inocente de ser parodia entre este
mundo, te lo quedaste viendo; no era posible, éste fuera un fauno salido desde
el pinar al lado de los vientos del sur. Te inoculó el veneno de su sombra,
estabas deseosa como en esos días, por eso no le pusiste ningún obstáculo…
Entonces te lamió con suprema sabiduría en ese lugar: solo tú lo conoces. ¡Cómo
resistirse a tal caricia! Y entre más te lamía más abrías las piernas como un
compás de espera; hurgaste entre su capa y tocaste su falo, perfecto en su
duración para tu… Lo sacaste he hiciste con él, con su falo, lo que quisiste;
de más está nombrar… él te dio todo lo esperado en esa noche, cuando él llegó
enviado por dios para tus días primaverales de cada luna… Tú estabas sola
frente a la ventana, ella sentada en el fondo del océano-habitación, por eso no
lo vio venir, por eso te lo dijo de espaldas, cuando lo sintió llegar, por eso
te convenció: era bueno estar con él, por eso se hizo la desentendida… ya lo
había hecho contigo pero en tu delirio deseaste al fauno, pues había llegado,
por eso: “tu silencio me llega a los sentidos y tu lengua grita por mi piel con
sensación de azúcar. Entonces rodeas el árbol para chupar la savia de sus
ruedas, como el fauno chupa de ti. Igual a una hoguera trasciendes el perfume agotado
en un sonido de piel. No miras sino en ti la mirada de él, es ella: lo mira
para darte el talante de memoria: va tras de ti, para ser diadema de tus
hombros…”
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