Me gustas porque
ensamblas el guión en un esquema… la “a” parece muda y la “e” la desmiente. No
pasas un día sin decirme: basta. Es como si yo mismo eligiera este camino del
control. Atravieso el dogma del orgullo porque existes y sin él nada se hace
sino entre comillas. El incesto es como mamá en tiempos del orgullo, ya se ha
dicho, pero como a tientas todo sabe, es mejor pernoctar a media noche entre
ella y yo por caminos de juegos amorosos. No tiende hacia abajo, se mete a ser
maroma, más bien juguetea con las vocales para salvarse de… obsesiones de
anciano para virar hacia otra orilla: el poder todo lo da, hasta las heces de
saberse a salvo por ser hijo de dios, acaso el predilecto; no envía mensajes
cifrados, no se solaza en permanecer intacto, más bien sucumbe a la hora de la
tarea y confunde los amores para más tarde; el celibato ayuda… ayuda a ser
el esquema del monstruo donde camino; largo, maldito flotando entre cadáveres
de agua mala, como si fueran látigos volviendo a la realidad con su quemadura
de lánguidos hilos… ruedan entre aguas. Después de la puñeta todo se arregla,
el problema asiste en la fascinación de la hormona, sube si no la atacas con… al son de moverse
sobre ella igual a una paloma. Tendrás como pago un deseo más fuerte al dilema,
y si te sientes dios, y si te sientes con hormona, y si te hiciste la puñeta, y
si fuiste hasta allá en el amor de… de nada te pertenezca, entonces el diablo
aprieta más sus cuellos y lanza la mirada de arrobación mientras enseña; le
mira las pupilas, le mira las nalgas, le mira los labios, se mira a sí mismo,
vuelve a la carga y se dice: no hace daño si no es con la sangre de por medio y
¡Eureka! Está en lo cierto… “La sangre llama” dicen los viejos de mi pueblo, y
no solo atrae, sino evita la maroma del cuerpo, llama a permanecer intacto
porque se sabe del dolor, se sabe del daño, se sabe del saber de lo propio:
propiciar la muerte del genoma, el gen se lleva puesto como corona, de la cremallera
vestida después de haber visto en sus
ojos ofrecerte una caguama en medio de la cruda; sí, a su un año de nacida,
después de vagar uno entre penumbras, ella misma firma el pacto de sangre por
salvar a su progenitor… Eso te evita de la desolación, el suicidio, el
pecado, de la retaguardia; vas al campo, necesitas… para probar: todo se
trata de química cerebral y lo logras, con las… claro, después de correr tres
kilómetros, o los que se puedan, el caso es sentirlas a ellas correr por las
neuronas… el día se compone, la noche asiste como juego, ella se expande entre
la almohada vacía desde la madrugada, y así, como si fuera un chiste reniegas
de Él, de su existencia; si no es en tu química cerebral, es demonio dormido
entre las fauces de almidón, porque sabiendo del pecado y como librarse tú
mismo de él no lo haces, sino la güeba se arrodilla y pide hacia dios lo mismo…
está en lo propio de la sangre. Cuando dormía, entre sueños me lo dijo: Destapé
el cráneo y vi la masa encefálica en medio de comillas; ahí estaban la “a”, la
“e” y todo lo demás, incluso, lo acepto, la imagen de Él, pero rodeado de
hormonas al influjo del ganarse el pan con el sudor de la frente, y no
arrodillado como metido entre el miedo al cadalso del estigma, gánate el pan
caminando aprisa, hasta, primero duela, después el sudor, tu propio sudor te
dará la respuesta a tu forma de pensar, no hay locura, es más hasta el
psiquiatra se equivoca en son del dinero mensual para gasolina, carro y sus
propios vicios de inserto en Freud, Él, Marx, Einstein y los demás... nada
saben sino engordar la cuenta para al rato… digo, para el rato…
Porque en medio del
pecado, está la guerra en son de palabras dichas u oídas o compradas, pero de
todas formas, guerra para adosar este camino de guía, en la sinuosa carrera de
los días… prefiero la guerra te dices; mientras tanto, pregonas la paz, como si
tu cerebro engarzara en la idea de ser Él quien arregla los problemas de la
sangre. Por fin, en guerra quedas, pues no puedes abdicar a tu sangre dormitada
entre médanos de sueños ancestrales; la guerra pide más, la guerra pide para...
en la guerra muere sin sentido, pero en la secuencia de los días; guerra por todos los tiempos por venir… pero para
variar la idea, inventas otra guerra: la de buscar la paz a costa de lo nuevo:
de otra moción de orden de las autoridades; así, la noche avanza, se pierde, se
agosta, y en nada quedas, sino en embasar la idea de tus guerras preñadas de
insomnio; matas la idea, matas a la del incesto, pero en nada quedas, sino en
buscar el propio exterminio en medio de la sangre del idioma.
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