Paraíso.

Paraíso Tabasco, México. Playa, pantanos, comida, diversión, pezca...

jueves, 27 de septiembre de 2012

Devoradora



Rasgada en pos para el hechizo, te posas en la primavera de tus pechos abiertos con puñal del tiempo… ¡Cómo añoro la zona de tus ecos! Igual al arzón de absenta… me suenas igual al barro hendido… dadora del sexo desdentado: tu boca primaveral. No eres la misma: doró el deseo hacia abajo, hacia dios, hacia la muerte: viendo hacia dentro, como si estuvieras sola con él, eres ahora quien mira al frente de ti, quien se mira en un espejo, quien mira al que lo ve: el otro espejo; al fin, la misma: sientes lo que ves, absorta en una piel ensartada por doquier, con espinas, anzuelos, agujas y madreada por la insaculación de tu veneno. Abierta te ofreces a dios con flores de naranjo. Abierta y sin pena, crees que tú eres él… o  Él te añora en un abrazo. Quieres la cópula divina para sembrar en la tierra lo negro,  encubierto de tiempo y de mano primeriza, pero no das, adquieres para ti lo  del tiempo… te quita en el abismo: tu deseo de dar y recibir, tu deseo de tener, tu deseo de blandir con una escena entre la pierna, pues  te place prohibir para después del veraneo. La forma del cuerpo es tu propio cuerpo, puedes dar y recibir… penetrada penetras y devoras y sacias y deseas, como tú; igual a quien te mira hacia abajo: a Él, te desea, según tu propio saber. Pero… ¿Qué dices de quien te miró boca arriba? ¿De quien te hizo hechiza de un cuadrado de polvo instantáneo de los tiempos? De quien te hinchó de su propio veneno, de la mano izó hasta ponerte de espaldas al hombre y de frente a dios. Obscena, en tu día sólo respetas a tu igual, tu igual: la otra igual a ti: deseosa y deseante,  da y  recibe,  da a sí misma, y en la oscuridad lo busca a Él… de frente y de espaldas a quien no es tu igual. Así en veneno-flor, devoras al insaciable y tú la insaciable te quedas hasta el fin con tus pechos como gatos boca arriba. Afuera Sopla la brisa para los hombres de la tierra, tú yaces boca bajo… el inframundo, como si tu hacedor quisiera verse en ti: solo frente a él, con sus… Amada, el deseo no aplaza la muerte, más bien la violenta hacia uno, el deseo se vuelca, dura un espasmo de verano, el deseo aplaza, aplaza la vida, más no la muerte de la unión en la caída… se cae en dos espaldas mojadas como el viento cae hacia donde va el agua, se cae en cuerpos blandos cuando estos ya han dado todo de sí, para estar de nuevo puesto a la vera del… porque nunca bastan dos sonrisas. Entonces te vio tendida, desdentada, ella misma, tus dos pechos abiertos como lobos en brama; se tapó la cara y se fue tras de Él para no ver tus dos tenazas: lo esperaban entre tus piernas. Comulgando un deseo pronto, huyó de ti, no quiso cohabitar contigo, pero esto lo hizo voltear hacia sí mismo, entonces se sintió tu igual, con naranjas entre arenas de piernas abandonadas, con el sumun de azúcar esperándolo a él allí puesta la mesa del barranco y lo hizo con su igual de frente a los demás, porque quererlo precisaba del silencio de los que veían. Desde sus nalgas surgió el molde de su cuerpo, primero se enjutó, después el nácar de su piel se hizo veneno para sí mismo… y se entregó como se entrega ella a dios: hacia abajo, como si verlo de frente fuera su imagen primeriza… no se atrevió a verte desnuda; te convertiste por eso en una dadora, embebida por lo dado, devorada por su ansia, inventada por el espejo, hastiada de carne entre carnes. Lo que siente junto… espalda con espalda tú y él se fueron por caminos distintos; él, fiel a su hechizo, tú fiel a ti misma con testigo divino de por medio. Hiciste del cuerpo el miedo, convertiste el rito a la palabra… Ahora estás aquí, frente a tu escondite; ya no hay quien te vea desde abajo, ahora te ve de frente y en el tiempo abierto como a ti misma la que eres: dadora de… y devoradora de… Te has quedado absorta, frente a ti misma, sin ser tú sino el espejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario