Paraíso.

Paraíso Tabasco, México. Playa, pantanos, comida, diversión, pezca...

viernes, 28 de septiembre de 2012

Espejo



…Te vio desnuda desde tu estrella, te dijo no, por eso se convirtió en un igual a ti y tú te convertiste en igual al sexo que domina. Sin palabras, como un eco cansado, así es tu cuerpo visto por Él, te domina y sabe te domina. Tendida como una red, acostada como una maja, desnuda igual a ti, así te vio y él se cuidó de las formas femeninas… no tuvo de otra y te desnudó y lo hizo por él contigo, para abrazarse siempre, para estar en uno solo como el vaivén de las olas: van y vienen cada oleada, el viento las deshace… la sombra avanza sobre la luz, como un eclipse. Entonces la toma… te toma, acostada no lo rechazas, más bien te adentra con sumo amor de hijo, así le copias el perfil y te desdora para someter al que lo expía. Y lo enseñas a morir cada veintiocho días y no muere y se abandona al silencio y se queda quieto. No predica el orgullo por ser hombre, más bien adosa en sus sentidos la nostalgia del útero: ahora desea… en otro sentido es como plasmarse: Tú que también eres mujer, mujer descubierta apenas a las doce, cuando le hervían por dentro las hormonas; tú, la única  lo ha querido, la única ha estado junto a él, la única… lo abrazas, y en silencio le llora junto al madero… ¡Ah, la única! Entonces, como no se atreve a nombrarte con sus letras: mujer; deja se le entierre en el alma… es como ella, es su igual y por ende cándido ser penetrado. El alma se le hace un ovillo, ya dice: no es orgullo, no es estar en un pesebre de rosas, no es lo mismo ser que pensarlo, porque para ser, se requiere le endosen en sus sentidos, como una más, el papel de amante insatisfecho, ni más ni menos, una más para, así hacer contigo lo que se hace con cualquier mujer, pero en control sináptico de ideas, es decir no dejarse llevar más por el axioma para permitir entrar en el alma: lo se lleva desde la sangre, o sea retomar su sombra, lo acompañará toda la vida: ser deseante para no ser tragado por la otra… endosa los sentidos, y sintiéndolo, pensándolo, en control de… Se atreva a llamarte: madre; pero antes no se puede, antes de llegar a sentirla nada más para virar de una cuadra a otra, para endosarle la cuenta a los fantasmas… Y estás dispuesta a jugar todos los papeles: de puta, de mártir, de madre, de diosa, de fantasma, de hombre, de mujer, de dadora, todos los papeles y si se inventaran otros también los jugarías… ¿Por qué? No se sabe y ahí es donde entra Él con toda su carga de hombría para desligarte de lo tuyo… pero también a él lo devoras y no se da cuenta del juego que juega si no es por el avance de la “ciencia” del orgullo de ser fantasma. Entonces, un día, él se levanta y se convierte en dios, en El Señor de… para así sientas: hiciste algo del dolor de parirlo junto al fogón y de pie, y Oh, descubrimiento, querías convertirlo en dios para arrodillarte frente a Él para rezar tus malos ratos, para quedarte sola, para enfrentarte tú misma a tus dolores del alma… son más fuertes: el ardor de tus rodillas cundo te hincas a rezar el padre nuestro de esta vocación del tiempo cristiano, pero así lo has hecho en todos los tiempos prioritarios, así ha sido en esta gran vía del “saber humano”, así lo han escrito todos los sabios, así lo dicen todos los libros de la tierra. Entonces llega la hora cuando te enfrentas a ella, a lo absoluto, a lo que te permite pensar el ellos, a ella; la misma te nombrará, ella a la misma; no le importa seas la santa de la película… y lo haces, te haces un ovillo, y piensas: se trata de un dolor como el de cada luna… porque con ella no haces tratos, y te envuelve el dolor como un espasmo por todo el cuerpo, y sientes este dolor es más profundo y sientes la vida se te va… como se te ha ido en otras veces, y así, entre lamentos te ven estregarte al diorama de la tierra, así te entregas por fin a lo desconocido, lo único desconocido para ti: la muerte ignota…

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