Paraíso.

Paraíso Tabasco, México. Playa, pantanos, comida, diversión, pezca...

martes, 2 de octubre de 2012

Día siete



El pincel un escalpelo; la diéresis, pezón abierto al goce de la espada: lengua hechiza para los aromas de punto y seguido. Corre por todo el cuerpo el pincel en agujas: corro en la piel hasta donde termina este medio océano; no hay en el cuerpo huellas de trance de olvido ni de temas no sean servidos por la aguja-pincel; escupe tinta como si fuera un falo lleno de espinas. Tus nalgas despintan, se mandan un aluvión de estirpe como si fuera cresta de gallo en medio del palenque… ya cantan en medio de esta noche de la piel abierta como un lirio, se mira en el espejo de tus naranjas opuestas como los meandros del río de mi pueblo. Entonces sigue y sigue abriendo los surcos de color: nacen de entre la sangre, llena el… cántaro, merodea para postrar el agua en vino como si fuera Él bien crudo en la mañana… dios ve de espaldas con nalgas respingadas como el bailarín de anoche en la pantalla… No cubre los colores, los abre como sobre de correo llegado con la primera luz de la mañana, por eso el escalpelo tiene punta de luz abriendo el horizonte. Escanciado tu recuerdo, a la hora del coito, a la hora del punto de luz… como la aguja en su agujero, almohada, hueco y huso horario, vi de entre tus carnes los deseos abiertos como pezones en una espada templada entre el aceite, con temple grado cinco, para dos entregas solitarias. Tu pezón me dio el acento de mi meandro, la piel de tu aureola se cubrió de erizos como si tomara luz del mismo acero a la hora de enfriarse para cada entrega del pincel en tinta echada… lechosa como brío… No tengas duda, a la hora cuando escribo, cuando lo hice… en esta misma hora cuando pinto con mis dedos solitarios, pienso en ti: tenías veinte años, cuando en tus nalgas eras dios echado hacia tu pecho, esperando el regreso de la muerte, en el tercer día del escándalo. No despinta el punto de luz lo que no tiene: abre hacia este momento, lo  lleva puesto entre paños menores en la espalda. No cubre lo negro de tu sino, más bien se entromete a sacar de entre la armadura de tu piel los colores vacíos de escalpelo… ahora la diéresis es un sentido, el sentido que le da a mi lengua cuando lo hacemos al mismo tiempo. El punto de luz es una primera carta enviada por correo, es un punto de enlace, da al balcón desde sus raíces mediadas como cuerdas, es una reunión de amigos como a las doce, es una rumba bailada al son de carnes hechizas como esta rueda de colores dejada por el escalpelo; cuando sea la hora nona de hoy, la hora del rezo, la hora de la culebra, la hora del despertar de la siesta, asistiré como guía hasta el malecón de ayer; haré con mis pasos dibujos en la acera, pintaré con puntos de luz maromas del espacio, me escanciaré en la imagen de la sombra del otro caminando frente a mí, como si fuera mi guía de… En esta hora en que escribo se oye en la acera el paso de ella, es el escalpelo: aluza en el punto de luz como si fuera una lefa bañándose en mi guía… No se sabe quien pinta a quien, no se sabe si el color lo escupe la aguja o nace de la piel, no se sabe si el escalpelo cura o se cura el mismo de su filo, no se sabe si el madero es Él o viceversa… No hay ruidos en la habitación sino el de la máquina, mancha lo que toca como la luz distiende entre bríos los haces de color lamidos en tu espalda; desde cada punzadura de tu piel, se hincha el falo de la sangre derretida y meto en… penúltimo de una serie de seis, para el recuerdo de quien enseñoree otra vez la lengua entre embudos de agua, agua salobre como los pliegues de luz, sacian el punto de aguja: mirada de… Aquí no sucede nada, a no ser lo que pasa cuando el tren avanza hasta tocar entre sienes de carey tus pálpitos de miedo, usados como el hielo, dan frío al vaso, lo tomaré después del aguacero. La tinta enrojecida por tu sangre secará tus pliegues de aroma como espacio; Él ha terminado su obra en seis días… en un día se entregó a su miedo igual a una pareja hastiada del color del sol: saliente como rúa. Ahora es la espera a que la tinta sacuda un espasmo de cueros dejados en lozanía. El paisaje es tardío, los puntos de luz del escalpelo tardarán en cicatrizar como si fuera la diéresis de tus pezones después de hacerlo…
Como si fuera Él en el día siete de La creación.

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