Paraíso.

Paraíso Tabasco, México. Playa, pantanos, comida, diversión, pezca...

jueves, 30 de agosto de 2012

Nueve besos


La sonrisa apenas un susurro sin nada entre las piernas. La esculcas como un ladrón a su bolsa y no obtienes nada. ¿Por qué conservas al mundo en un escudo que lame la carne de Iris? Eres la ensoñación: clepsidra en llanto al cielo del sueño en un obstáculo. Como la creación insaculas al nido del huevo que te avista. El fusil de horno embiste a tu sacro molde como un simio. No eres sino la dadora, la insomne: aguja que se mete en el colchero, su igual: agujero de dos, uno insacula y el otro lo penetra. Has tomado de la “mort” en tu vaso predilecto, lo he tomado contigo como un escape del cuerpo que atosiga. ¿Qué hay más allá sino el cuerpo insatisfecho… sino  la muerte atosigando en otro espacio? Y la locura desde afuera, esa “alma” que no sabe de nada mas: escape a la medida. La “mort” desune al que sabe recrearse con el cuerpo, no hay más allá ni más acá, solo tus piernas: introito de la creación, sublime como un néctar… azúcar de misterio y de soles contados en un bolsillo de arena. En tu recado me dices y mientes: los mil años de tu habitación no muestran al de… Marasmo de absolución de pecados inciertos como la luz de la mañana pasada en un sentido. El circo es un lance de seis pistas en trabajo discontinuo. Y el perdón, y el carisma, y la misericordia, y la… Amanecen tres espías como diciéndole adiós a un ciervo de cuernos alados. Entonces se amanera el regocijo con el miedo. Ya en esta situación, todo comienzo es un galgo purulento que rabia sus secretos naturales: al alma, el espíritu, dios, él y los mitos de cada hora como si fuera Magdalena dando a luz otra vereda de insalvables juramentos. No hay sino el cuerpo que enternece, adentra, avizora, se mueve, se enaltece, jura y perjura dos enconos de cruz a la medida. El cuerpo silente como un ovillo, sabio y hondo como la luz en la ventana, entregado como los aromas a la hora de piercing. Si te vas con el alma, es a la muerte a la que esperas, no hay solución para esa gloria futura como el esquema inscrito desde el pedestal de este clavo en la pared,  adentrando, entre imágenes, días solitarios, días de ensoñación a la deriva, días sin nota, sino el cuerpo danzando en veintiocho días menguados o gloriosos, a mediodía o en crepúsculo, pero al fin entregado en posta como la carta que llegaba hace treinta años: dicha y sin seña. El cuerpo es una carga nupcial, se eleva, se carga, se deduce. Muere y revive; después del candor, enciende una eternidad de ruidos, dilemas, canciones para cantar el amor. Se duele en la caída y grita de espasmo en la hora del escarnio, vacilación de nueve meses al incendiarse en inciertos arenales. El mar es inhóspito, la tonada lo escancia, el aroma lo distiende, amar es un grito neuronal a la herencia que camina entre meandros de sabia de él mismo, como un genoma lo explica, así se explica a sí mismo. En su tardía explosión de mil colores se agolpa en tres cuellos alzados y a la deriva. Es un cuerpo pudibundo, execrable, de hábito solemne, de costumbres primerizas, pero en el momento de la exhalación: de una mirada o de un roce de yema, se mete a la otra vida, la de estar en le herencia biológica hasta siempre. Entonces, la muerte así, se parece a un árbol que camina, se enciende al atardecer y suda cuando el sol levanta sus vapores… No seas muerte, nunca lo eres, pero no lo descubras… no la descubras a deshoras, cuando la página llama a estertores de silencio entre cuellos de cisnes alados al amanecer, sin una guía, mas que el amanecer con su ignoto juramento de sol, de imanes, de direcciones inscritas en el dogma del horario… él mismo  se volvió dolor, él mismo esquema del tiempo hechizo y vuelto sangre sideral escurriendo entre lentas agonías de dios, entre venas, cardos sin destino, almanaques endiosados en el clavo en la pared, colgado en un sentido… Y la sonrisa así, vuelve a sonreír para dentro, se carga de exhalación, se voltea, no encuentra apremio, sino en la virtud de amar al viajero que camina entre carnes, al extranjero que llegará, al que expande su ola en ciertos días de abdomen primerizo…

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