Paraíso.

Paraíso Tabasco, México. Playa, pantanos, comida, diversión, pezca...

domingo, 10 de junio de 2012

Inicio.

En el inicio fue la esfera, cantos rodados sobre lodos, después el espejo: rostro en piedra. Después el ruido al tomar el agua de la vasija hecha con la palma de las manos. En el principio no había sino cuerdas colgantes, piedras romas en un estío largo y vacuo como el silencio del bosque. En el principio se ahogaban en el precipicio varias caídas; pero al tanto, estaban la tierra echada en cumbres y helada de costa a costa, en un canasto de mimbre, los días que soleaban de día con día, una noche sí y otra también. En el principio estaba el rostro ahogado, el pozo de voz sin nombre, el rostro sobre el lago... de ahí, vino la calma, el sueño, la voz del otro, los caminos salvables o en calma, los roedores del universo: que era, el horizonte sin ser lo señalado. Dios se volvió un ser huraño, escapaba en truenos de fuego, se liaba a puños con la lluvia, corría el agua en madre de cauces abiertos hacia el fin de ese tiempo cercano, como cercano estuvo todo el tiempo... a la mano lo que se veía. Después ya no fue el principio, se echó a correr la salida de la luna, se contaron las lunas, se vio que coincidían en poses, con la cintura del cerro amanerado en un sentido. Sí, en el principio estuvo el útero de la... para amañar lo que cuesta sentir la presencia de lo que se encierra en un candado; no estaba el tiempo para esperas; la corrida del campo, era, para los eunucos, más que rumbos de esteras en el nido... el nido era, un contumaz entuerto de canallas, en lo hondo de bosque espiaban culebras, sopores del sueño... luego se descubrió el sueño a voluntad, siempre se quiso soñar, en el sueño, habían espantos, ríos caudalosos, colores rumiantes, en el principio... sí, en el principio.

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