Paraíso.

Paraíso Tabasco, México. Playa, pantanos, comida, diversión, pezca...

lunes, 11 de junio de 2012

El toca discos


La canción suena, yo le sonrío a ella mientras escucha, pero pienso: esta perra quién sabe qué buscará oyendo esa canción. Voy y le doy un beso, ella sonríe dulcemente… cree que no me doy cuenta de su trampa, de lo que trama. Sabe que lo sé y, aun así se atreve a reír con dulzura como si no supiera yo que la canción que suena la repite en su pensamiento y esa canción excluye todo encanto de dulzura acerca de… pero el disco acaba de terminar, entonces me dice: dale a la que sigue. Le doy un beso en la mejilla y me digo: me equivocaré y pondré la otra canción que me recuerda a… ella no se dará cuenta. Después del beso, voy, de manera cautelosa, tratando de recordar el número de canción que lleva la que yo quiero oír… son veinte pasos desde donde ella se encuentra hasta el toca discos. Los asumo con parsimonia, aunque por dentro esté yo hecho un guiñapo por la furia, así: con furia, pero templados mis movimiento, le doy vuelta al cursor para buscar la melodía que a mí me gusta, pasando por alto, la que ella me indicó que yo pusiera. Ya estoy con la mano puesta en el cursor y, desde allá, ella afanada en no sé qué cosa, me grita: es la número 154… esa es la que quiero. Yo contesto: sí, mi amor. Enseguida le doy de volteretas a la manija para llegar a donde supongo está la que me gusta que es la 301, entonces ella se acerca por mi espalda, me besa en la espalda, yo sigo entregado a mi furia por la maldita canción que escuchaba, me volteo y le doy una palmadita en su mejilla, ella vuelve a sonreír con esa risa que me mata. Entonces, quita mi mano del cursor, la jala hacia sí y la pone en su trasero, yo la abrazo, le sobo las nalgas duras y ponientes, en lo que lo hago le busco el cuello y le digo: quisiera ser el de la canción. Entonces ella me contesta: Ay querido, para eso se requiere estar conmigo a toda hora. Me sorprendo y me pregunto a mí mismo: ¿acaso no estoy contigo a toda hora? De nuevo se me queda viendo y me musita al oído, en donde andabas, te caché, te quedaste pensando por un instante: ¿en quién pensabas? Ya lo sabes, le digo; no es necesaria tu pregunta, solo que quiero dedicarte una canción. No, dice ella, yo estoy oyendo mis canciones, no es tu hora, al rato que yo termine de oír podrá escuchar la que quieras, ahora no. Entonces, la canción que escuchas ¿no es para mí? No, dice ella, la canción que escucho tiene qué ver conmigo misma ¿Acaso nunca me has visto sola, cuando estoy a solas?
Me doy por vencido, giro y pongo al 154.

No hay comentarios:

Publicar un comentario